El perdón es para quien lo pide
Darse cuenta de estas creencias que tenemos mal integradas, darles la vuelta, nos libera automáticamente y supone abrirle la puerta a que entren en nuestra vida un sin fin de cosas buenas.
La vuelta ha sido lenta. El año se ha ido desperezando poco a poco, reentrando en las pequeñas rutinas, algunas viejas, otras nuevas, que sostenidas en el tiempo le irán dando consistencia a los días en forma de nuevos proyectos. Ha sido una semana apetecible, llena de los típicos silencios sordos del invierno, que se llenan con ratitos de lectura, estufa, borboteos del doble de tés y cafés que de costumbre y un poquito más de sitio para la introspección. En invierno el mundo se para un poco más y eso está bien.
“Vive cada estación del año conforme transcurre, respira el aire … saborea la fruta, y resígnate a las influencias de cada temporada”. Eso decía H.D.Thoreau. Yo estoy a gusto con eso.
Lo de la introspección, al final, le pasa a todo el mundo. Tarde o temprano tienes que enfrentarte a ti mismo. Al fin y al cabo, eres tu principal generador de problemas y soluciones y en algún momento te vas a rendir cuentas. C’est la vie. Sin embargo, sin querer, este invierno, me las han rendido otros a mí, algo que no suele pasar o con lo que no cuentas que pase. ¿Recordáis el café de cortesía de la carta de “Fantasmas”? Pues la semana pasada volvieron a pedirme otro, otra persona, que 9 años después, quería darme las gracias por algo que hice. Bonito ¿no? Me gustó. Pero no me pasó desapercibido, que dio las gracias, no pidió disculpas.
Insisto, 9 años después, inevitablemente, te da que pensar. En concreto, sobre el perdón y sobre si necesitamos que alguien lo verbalice para recibirlo y entenderlo. O mejor, sobre para quien es el perdón cuando se pide.
Últimamente me sorprendo descubriendo la cantidad de cosas, básicas, que parece que nos han enseñado o hemos aprendido del revés. Que en la lucha está la vida, en lugar de en fluir y entender. Que los sueños se cumplen, no se trabajan. Que un deseo, si lo dices, no se cumple. Que hay que pasar el duelo, en lugar de correr a aprovechar la vida. Que merecemos recibir una disculpa, en lugar de entender que la disculpa es para quien ha cometido el error o la ofensa.
La imagen de hoy es una captura del nuevo video musical de Ariana Grande, cuyo link os dejo, porque, más allá de la música, la letra hay que escucharla. Este gesto de la coreografía, me parece brutal también.
Y así, en este mecanismo un poco maquiavélico, con estas cosas del revés, quien sale perdiendo, siempre, es quien obra bien. Al que se lo ponen difícil y responde luchando más, el que espera paciente a que llegue su momento para cumplir un sueño, quien guarda silencios como prueba de fe, el que pasa el duelo lento, lamiéndose las heridas, que no cierra del todo hasta recibir las disculpas. Quien tenía claro, que lo estaba haciendo bien. Esa es la única certeza que debemos tener, que las cosas estén hechas de corazón, por amor.
Y mira no, la vida no es así, si puedes fluir en lugar de luchar, fluye. Persigue tus sueños, todos, porque nadie va a venir a cumplírtelos. Grita las cosas que te gustaría hacer, para no arriesgarte a que no ocurran. Los duelos, lo más rápido que puedas, porque restan tiempo de disfrute. Recuerda, que el perdón, no lo necesitas tú, si no que es para quien lo hizo mal y llega cuando lo entiende. No puedes arriesgarte a dejar de vivir hasta que llegue, porque tal vez no lo entienda o no lo quiera entender nunca.
Lo mejor que puedes hacer, es no perder el tiempo en esos lares y cantares, entender que debes alejarte y crear una vida a la que, tarde o temprano, querrán acercarse. Hay que entender que, a veces, esa es la mayor señal de disculpa, que quieran volver a lo que un día no supieron valorar y pasaron por encima.
Darse cuenta de estas creencias que tenemos, no sé porque, mal integradas, darles la vuelta, hacerles la zancadilla, nos libera automáticamente y supone abrirle la puerta, de par en par, a que entren en nuestra vida un sin fin de cosas buenas, de forma continuada.
Gracias por el ratito.
Luego está el que dice: perdóname si te he hecho algo.
O quien te hiere subiendo que habrá un perdón
Amar significa no tener que decir nunca lo siento (Love Story)
Si vas a tener que pedir perdón, trabaja en no hacer daño