FANTASMAS
Usar la energía de lo que ha salido bien y la rabia de lo que ha salido mal, para ir a por lo siguiente. Eso es lo importante.
Últimamente me sobrevuelan fantasmas. Al más puro estilo de Dickens y coincidiendo con las fechas. Pasado, presente y lo que creo que quiero que sea mi futuro se ponen a bailar al corro de la patata delante de mí. No me suele pasar, siempre he tenido habilidad para vivir en el presente. Es en él donde se entrena la resiliencia.
Estos días es distinto. No me acecha el pasado, lo tengo vigilado de reojo, tenemos las cosas habladas. Lo hace el futuro que, burlón, vestido de arlequín y con una energía del tamaño de un tsunami, salta de un lado para otro y no sé por qué, grita: “no me vas a alcanzar, no te vas a atrever”. Le tengo unas ganas un poco iguales que a los hijos pequeños de mis amigas, no les tolero el pulsito del yo me canso menos que tú porque soy más joven.
El futuro siempre lo tiene muy fácil, no existe, por tanto no se cansa, siempre puede ir más, más y más allá. Al menos el mío. Últimamente nunca se cansa de imaginar. Y a mi yo presente lo tiene un poco agotado. Me noto un poco falta de fuelle y ante eso no hago más que repetirme “poquito a poco, un paso cada día” como un mantra. No quiero rendirme, pero tengo miedos. Me pasa que mis objetivos cada vez son mayores, pero también yo soy más mayor y necesito más estrategia y técnica para alcanzarlos. No puedo a base de energía bruta. No quiero. Esto último también es un mantra.
La semana pasada, en el evento que organicé, estuvieron mi padre y mi abuelo. Trabajo en una compañía aérea y ellos dos son pilotos. Papá no me consiguió el trabajo, me encontraron por Linkedin. Discutí mucho en su día para estudiar lo que estudié y voy y acabo en su gremio. Laura y Jesús lo llamarían hacerse un dark. Al tenerlos ahí, sentados en primera línea, muy orgullosos, desde el escenario, detrás de ellos, veía a mi fantasma del pasado diciendo “Te has subido aquí tú solita. Puedes con lo siguiente” y al fantasma bufón del futuro le temblaban un poco las piernas.
Siempre he dicho que soy un poco chica dínamo, me retroalimento. Consigo usar la energía de lo que ha salido bien y la rabia de lo que ha salido mal, para ir a por lo siguiente. Eso es lo importante. Pero ahora tengo tantas ganas de hacer cosas, de pillar al bufón del fantasma del futuro, que no quiero que me puedan las prisas. “Poquito a poco, un paso cada día”. Tiene que estar bien hecho.
Esta década de los 30 es un follón, hay que decidir demasiadas cosas y esas cosas deciden demasiadas cosas por ti. Y yo soy de quererlo todo. Las puertas abiertas. Yo pongo las ganas.
Según escribo esto, acabo de encontrar en el secreter mi pasaporte antiguo. 2013, 21 años, un único sello, Marruecos. El siguiente fue en otro pasaporte, casi otra vida, 10 años después y ahora tiene bastantes más sellos. En casa del herrero, cuchillo de palo. A mí lo de la aviación me ha servido de poco para viajar de free. Ahora es lo único que quiero hacer. Poder viajar y escribir.
Estos días también me he reencontrado con una persona de mi pasado. Un tipo forrado, que en un café de cortesía va y me pregunta “Clau, siempre hablabas mucho de trabajo ¿Qué es lo que te hace hablar tanto de él y que te guste tanto?” - Casi me atraganto con el café - “Me gusta porque lo necesito para hacer lo que quiero y si tengo que hacerlo, mejor pasarlo bien. Trabajo para poder tener libertad y disfrutar de ella.”. No le convenció mi respuesta, no supo entender lo del trabajo como libertad. En su caso mamá paga. Me regaló con un “Yo estoy a otro nivel. Tengo otras metas”. Imbécil. Mi fantasma del pasado se rio conmigo y pensamos “Menos mal que a este lo sacamos de nuestras vidas”.
El caso es que creo que todo esto es un cierre de etapa gordo. Que mi pasado, lejos de atormentarme me anima y me dice “Podemos hacerlo otra vez, y ahora por lo que nosotras queremos” y el fantasma del futuro me recuerda que siempre que pueda y quiera imaginarlo, hay más que perseguir. Mi presente está un poco retozón. Creo que es porque es diciembre, el mes de los fantasmas de Dickens y sabe que hay que escucharlos un poquito para saber que, quienes fuimos y quienes somos, solo nos han estado preparando para quienes vamos a ser.
Gracias por el ratito.
Usar la energía de los reveses para seguir suena muy «autoayuda»… pero la verdad es que una lección de vida. Una carta muy motivadora la de hoy, Claudia.
Durante mucho tiempo tuve problemas con mi futuro, hasta que en un momento logré "disociar" mi yo del presente de mi yo del futuro. Dicho así puede hacer una bobada, pero me ha ayudado mucho a poder centrarme en el presente, lo que puedo controlar y decidir. Para mí "yo del futuro" quedan todas esas cosas sobre las que no puedo hacer aún nada: esa conversación pendiente con mi jefe, esos malos tragos que seguramente termine pasando, esa decisión complicada que tendré que tomar. Todo ello, problema de mi "yo del futuro", y yo a centrarme en el presente donde vivo.
Gracias a ti por compartir esto!