Si lo dices, no se cumple
Sacando todo a la luz del sol, los caminos se ven algo más claros. Rumiar y tragar no es sostenible. Entender la lucha de cada uno, ayuda a entender el porqué de las cosas.
Si hay algo que podamos tener claro de esta época, es que es un momento de cambios. El paradigma general está cambiando en muchos ámbitos, personalmente siento que hay mucha gente levantándose de la mesa y diciendo “Yo con estas reglas ya no juego” y como la vida es un juego y para eso necesita jugadores, pues no está quedando otra que cambiar. El que sea para bien o para mal, ya es opinión personal de cada uno y de cada ámbito, pero que el cambio se está produciendo es innegable. Estamos empeñados en que las cosas se tienen que poder hacer de otra manera.
Yo no soy una persona con miedo al cambio, no lo busco, pero como parece que lo atraigo he aprendido a surfearlo y a base de práctica, lo hago de puta madre, lo que hace, yo creo, que lo atraiga aún más, o que me empujen más hacia él. Para mi el temita del cambio es simple (gestionarlo, que no vivirlo), se trata de un mero equilibrio entre estar tan dispuesto a luchar hasta el final por el futuro que quieres, como a despedirse de él en cualquier momento. En cualquier momento…
El tema de que sea en cualquier momento, es duro, amargo y nunca viene bien, pero hay que estar dispuesto a dejar que pase. Aunque al principio lo gestione con un bloqueo casi total, enfrentándome a él con rabia, he aprendido a dar tiempo, a veces minutos, a veces años, a que todo se ponga en su lugar. Siempre funciona, no queda otra, así que es cuestión de confiar a ciegas en que la luz existe, aunque no la veamos ahora y gestionar la oscuridad.
Sobre estar dispuesto a luchar hasta el final ¿Qué te voy a decir? Me apasiona. Si hay un momento en el que puedo dar algo por perdido, es cuando ya lo he dado todo. Ahí puedo soltar con bastante facilidad. Hay quien me dice que no sabe de dónde saco la energía para luchar según qué cosas y para mí la receta es tan fácil cómo: compartiéndolas, hablándolas, mucho, conmigo o con mis grandes amigos. Sacando todo a la luz del sol, los caminos se ven algo más claros. Rumiar y tragar no es sostenible.
El otro día veía una entrevista entre dos iconos pop del momento: Lola Índigo y Laura Escanes. Recalco lo de Pop, porque muchas veces caemos en la creencia de que lo popular es mediocre, que muchas veces lo es, pero también hay que tener en cuenta que si es popular, es porque, de alguna manera, refleja el sentir de mucha gente. En determinado punto de la entrevista Lola comenta sorprendida que mucha gente le pregunta que si se esperaba triunfar así “tan a lo grande” a lo que la dos veces perdedora de dos realities de TV abría mucho los ojos y confesaba “Muchos esperan que diga que no” y continúa afirmando “Claro, claro que me lo imaginaba […] Es que sino me lo imaginaba, no hubiese tenido la determinación para perseguirlo durante toda mi P*** vida. Mira a pesar de todo el misticismo que tiene la ley de atracción hay que tener una cosa muy clara. Para conseguir algo hay que trabajar duro, pero si trabajas duro sin dirección, eres un pollo sin cabeza”.
Joder, me pareció categórico, además de humilde. Son muchísimas las veces que nos han dicho eso de “si tienes una idea guárdala para que no te la roben” o lo de “si dices en voz alta un deseo, no se cumple” nos suena, ¿no? Parece casi como un complot velado para que no expresemos nuestros deseos, cuando el primer paso para perseguirlos es poder hablar de ellos, poder trabajarlos y obviamente, dar por hecho y expresar que de eso quieres sacar un resultado.
Es como el mal del becario, no pidas y se te dará, y si no se te da, claro, tu sigues sin pedir. Pues yo creo que, en esta época, de pleno cambio innegable, lo que decía Lola tiene todo el sentido. Estamos empezando a manifestar lo que queremos, que no es otra cosa que decir abiertamente hacia dónde nos dirigimos y a no sentirnos mal por eso. Creo que frases como “yo por esto no me muevo”, “lo hago, pero cuesta tanto”, “Esto es lo que busco” o “Estas son mis condiciones” están ayudando a sanar el mundo, a hablar más claro a que progresemos todos y no solo algunos, a romper con protocolos que nos atan y a que nos entendamos mejor y tengamos que poner el respeto encima de la mesa, en un mundo en el que escasean los valores.
Ojo, eso no significa que todo te valga, significa que las cosas están más claras, lo que quiere cada una de las personas en lo personal, en lo laboral y cuál es su lucha. Entender la lucha de cada uno, ayuda a entender el porqué de las cosas. Luego, está en cada uno, apoyar y/o unirse a esas luchas o no, pero sabiendo hacia dónde apunta el rumbo y qué estamos intentando conseguir.