Los textos tristes
La llama no puede apagarse jamás por un tiempo muy prolongado. Vigila lo que consumes. Está en tu mano ver si el horizonte que ves ahora es el final del mundo o la próxima aventura.
De un tiempo a una parte leo casi tanto como escribo. No es en absoluto lo habitual. Por virtud o por defecto, ocupa más parte de mi tiempo y mi espacio lo que yo pienso y las conclusiones que saco que lo que otros tienen que decirme. La puñetera realidad es que solo atiendo a los otros cuando tengo plena conciencia de que no me están vendiendo algo y esas ocasiones y personas, escasean.
El caso es que estas últimas semanas he estado leyendo más y además de leer lo que quiero, me ha dado por leer “lo que los demás leen”. Me ha entrado el gusanillo de interesarme un poco por lo que se vende, lo que la gente compra, consume, da me gusta, comparte… y ha sido horroroso darme cuenta de que hay una adicción muy clara a los textos tristes.
Pidiendo recomendaciones a amigos sobre qué leer, preguntando en tiendas por los Best Sellers o incluso prestando más atención a lo que tiene más acogida aquí en substack, ha sido un jarro de agua fría ver que lo que más engancha, lo que mejor funciona, son esos textos o historias que, o bien son historias tristes que acaban o no en superación o bien o textos que se regocijan en la flojera más absoluta de abrazar lo negativo. No me mal interpretes, no es que no haya que abrazar lo negativo, hay que hacerlo y dejar que te atraviese, pero un ratito, el suficiente para no negar que ha ocurrido, luego el objetivo es volver a pivotar hacia algo más positivo, no quedarse haciendo la croqueta y romantizando lo malo. Me pone los pelos de punta que tanta gente se identifique con estos textos, pelis, canciones llenas de bajona, porque si se identifican, con toda seguridad es porque la sienten y se encuentran reflejados en esos textos.
Tal vez somos adictos al camino del héroe, pero no nos interesa tanto cómo sale fortalecido de las situaciones, si no las penas que atraviesa, sin más, sin final ni moraleja. Supongo (aunque me aterra que sea así) que es porque el sufrimiento del camino es lo que no podemos evitar experimentar y nos alivia compartirlo. Sin embargo, no se conecta tanto con el texto positivo y de superación, porque eso requiere admitir que sí, que hay salida a X situaciones, porque alguien la ha descubierto, lo ha conseguido, lo ha demostrado, pero claro, la salida requiere de esfuerzo y cambios y al no poder/querer realizarlos, ese texto te pone delante de un espejo que no quieres ver y lejos de engancharte, te aburre.
¿Qué nos pasa con la alegría que parece que nos negamos a morderla y agarrarnos a ella como bastión? ¿Por qué nos regocijamos y aferramos a la pena? ¿Qué sentido tiene romantizarla? Somos lo que consumimos y si leemos de forma constante en torno a la pena, el desasosiego y el rumiar constante sobre nuestras flaquezas y melancolías, eso somos.
Muchísimo cuidado con lo que lees, la música que escuchas, los contenidos que ves, porque de esos inputs aquellos outputs*.
* El refrán original "De aquellos lodos, estos barros" es un refrán español que significa que los problemas o dificultades que se enfrentan en el presente son la consecuencia de acciones o errores pasados.* Está en tu mano ver si el horizonte que ves ahora es el final del mundo o la próxima aventura.
Me pone triste la adicción que tenemos a lo triste, porque la tristeza en si misma, no lleva a ninguna parte.
Esta semana, desde aquí te invito a que, durante 7 días prestes atención a lo que consumes y procures que sea positivo. Textos que te lleven a conclusiones que aplicar, música con letras llenas de energía o ganas de exprimir lo bueno, películas y series que no conviertan en abstracto la concepción de la realidad, libros que te llenen tanto el pecho que te den ganas de correr a la librería a comprar una edición mejor, de tapa dura y robusta para que dure toda la vida en tus estanterías. Después de esos 7 días, analiza tu estado de ánimo y me cuentas si te sientes mejor, si estás menos cansado, si te sientes con fuerzas y te apetece más disfrutarlo todo, si confías más en ti.
No tengo nada en contra de los textos tristes. Son necesarios y deben tener su espacio, para obligarnos a mirar más allá, pero me preocupa que no tengamos ganas de lo bueno, que lo triste opaque a lo bueno, que perdamos de vista la esperanza. La llama no puede apagarse jamás por un tiempo muy prolongado.
Gracias por el ratito.
Hay belleza en la tristeza, incluso en ocasiones hay paz. Suena contradictorio, pero tiene sentido cuando sabes respetar las emociones que te encarnan. Que haya una tendencia a refugiarse en libros, música y series/películas dramáticas puede deberse a la desconexión vital con la muerte y el dolor. Desconexión en el sentido de rechazo, miedo, imposibilidad. Y el disfrutar de ese tipo de contenido, en cierto modo, alivia la desconexión.
Igualmente, tanto el contenido "positivo" como el "negativo" pueden ser útiles, reconfortantes, pero, también, contraproducentes. Ambos, como dices de los positivos, te ponen delante de un espejo que no quieres ver, que no puedes ver o aceptar.
Romantizar la tristeza y el dolor es igual de pernicioso que romantizar la alegría y la superación. La vía media es clave para darse cabida en los diferentes estados emocionales.
Hola! Creo firmemente en esto, nos pasa muchísimo con las canciones que escuchamos o la ropa que nos ponemos (nos vestimos de oscuro los días tristes en lugar de hacerlo al contrario para levantar el ánimo). Por mi momento de salud he dejado atrás la rutina de trabajo, la motivación así que me estoy leyendo un libro sobre las rutinas de trabajo y creativas de grandes artistas. Hay que leer lo que deseamos al menos, a ratos. Como a los niños, fortalecer las asignaturas que se les da bien para brillar más. Feliz día! Abrazo