Que te atraviese
Es mejor comprometerse con un objetivo, un camino, un porqué y estar dispuesto a asumir lo que venga para perseguirlo.
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Los cambios generan dudas e inquietudes. Tantas, que abren muchísimas preguntas y en seguida se nos dispara ese soldadito organizador que intenta ante todo mantener el control, organizar y tener visibilidad sobre los tiempos.
La noticia de mi traslado a Barcelona ha despertado una pregunta obvia y supongo que natural en todo mi entorno “¿Cómo te vas a organizar?”, “¿Cómo lo vas a hacer?”. Ante mi respuesta: “Con tranquilidad. Una cosa detrás de la otra” hay dos tipos de reacciones: la ansiedad más pura de los que me dicen que no me confíe, que me ponga las pilas y la de quienes me sonríen con cinismo y me dicen “si ya, pero ¿cómo vas a hacerlo?” A estos últimos, para complacerlos y aplacarlos, solo les digo “no sé, poco a poco”. La parte más sincera de esta respuesta es el “No sé” porque es que de verdad no sé como será. Solo sé que confío en mi y en mis opciones para conseguir mi objetivo.
Vivimos tan tan condicionados por lo que tiene que ser, que no vemos lo que es. Los cambios grandes, parece que tienen que venir acompañados, si o si, de nervios malos, estrés, complicaciones y esfuerzos excesivos. Parece que no es posible solo vivir la etapa, con lo bueno y con lo malo, atravesarla.
Cuando viajé a Bali el pasado septiembre, de las cosas que más llamaron mi atención fueron los grandes trozos de tela de vichy negro que lo envolvían todo, acompañadas por otros trozos de tela amarilla por encima. Se veían en árboles, sombrillas, en torno a columnas en templos, incluso en los arcenes de las carreteras, sin más. Me costó encontrar información sobre ellas, pero conseguí averiguar que la tela a cuadros simboliza, con el blanco y el negro, lo bueno y lo malo, la dualidad de la vida en la que se acepta que ambas existen por igual, aunque queramos ignorar una. La tela amarilla, se ponía en torno a la anterior como símbolo de protección, para proteger ambas, darles su espacio, reconocerlas como necesarias. Me caló mucho.
Ahora que he tomado una decisión que me enfrenta a un cambio grande en muchos aspectos, no quiero adelantarme a los acontecimientos e intentar controlar cosas que aún no sé si van a ocurrir o no pero que sé que, si tienen que ser, no voy a poder evitarlas. Quiero vivir la etapa, todo, lo bueno y lo malo, honrándolo y asumiendo ambas como parte del fruto de mi decisión, sabiendo que ambas cosas están haciendo posible el camino que he elegido. Sé que habrá cosas menos agradables, desorganizadas o a destiempo. Lo pienso y aunque lo sé, al reconocerlo, nace en mí el instinto del rechazo, de aplacarlo, contenerlo. En lugar de eso, voy a abrazarlo, a dejar que me empape.
Se nos escapa siempre que la mejor forma de atravesar las cosas es dejando que las cosas nos atraviesen a nosotros. Que la mejor forma de acabar con el dolor es sentirlo. Que la tristeza solo se agota cuando la lloras gota a gota. Que la alegría solo se trasforma en recuerdo imborrable cuando se vive de forma intensa. Que evitar sentir o ahorrarse etapas y fases o situaciones, solo nos lleva a no estar preparados para vivirlas cuando vengan y que no tenemos control de cuándo o cómo llegarán. Por tanto, es mejor comprometerse con un objetivo, un camino, un porqué y estar dispuesto a asumir lo que venga para perseguirlo.
Deja que te atraviese para poder atravesarlo.
La frustración no son más que ganas que no encuentran dónde enfocarse y se nos desbordan. Lo mejor para no frustrarse, es dejar a las ganas y a la ilusión que tomen el volante y que hagan y construyan con lo que encuentren en cada momento. Todo es materia prima, lo bueno y lo malo. Querer ver solo la mitad del camino, nunca fue buena decisión para llegar bien a un destino. Solo puede llevarte a perderte. Mejor salir a navegar sabiendo que el viento cambia cada pocas horas.
Gracias por el ratito.
La vida es como montar en bicicleta, hay que mirar el camino, el destino. Si miras la rueda te caes. Disfruta de tu viaje con sus llanuras, cuestas y baches. Tú puedes. Solo te puedes arrepentir de lo que no has hecho. Estoy orgullosa de ti.
Al leerte recordé a Miquel Seguró y su ensayo Vulnerabilidad en el que habla de que somos vulnerables sencillamente porque “encarnamos la predisposición de que nos sucedan cosas”.
A veces, respirar tres veces hondo lo cambia todo. Es mi forma de animarte con tu nueva etapa 🫶🏻.